- Gánate la confianza de tu paciente
¿No le cuentas tus secretos más íntimos a un desconocido verdad? Ni si quiera le dirías donde vives. ¿Por qué? Porque no hay la suficiente confianza entre vosotros.
En una consulta de nutrición ocurre igual o incluso en una consulta psicológica o médica. Te diría más, si a mí no me cae bien el vendedor de una tienda, no le compro.
Seamos sinceros/as, sólo tratamos con la gente que nos cae bien. La gente que realmente nos hace sentir en casa. Las personas compran personas, sí, no compramos cosas o servicios, compramos lo que esas personas simbolizan para nosotros. Si confiamos en esos profesionales, compramos lo que nos digan.
- Se acogedor en tu consulta
Como ejemplo práctico te diré que siempre que recibo a alguien en consulta empiezo por ofrecerle un vaso de agua. Sinceramente, si entro a un local de la calle, corriendo (como vamos todos hoy en día) quiero que me echen un cable, que me entiendan y me tiendan la mano. Un simple gesto como ofrecer agua o algo de beber, puede ser un detalle que tu paciente no olvide.
Cuando he realizado antropometrías en consulta, siempre he velado porque mi paciente se sintiese cómodo/a. Que tuviese un lugar privado donde cambiarse, por ejemplo. La temperatura también es importante, un lugar poco ventilado o muy húmedo podría hacer sentirse incómodo al paciente en la consulta.
- Hazte amigo de tu paciente
Entablar conversaciones sobre temas del día a día es una buena idea. Pero podemos mejorarlo. A mí me gusta jugar a “yo primero”. Si nosotros/as, como nutricionistas, nos abrimos a contar algún pequeño detalle personal, va a facilitar mucho, que nuestro paciente se abra también. No hace falta contar intimidades, pero tengamos en cuenta, que nuestro paciente va a tener que contarnos en que falla con la comida, con su comportamiento, etc.
Es decir, si nosotros empezamos a mostrarnos con menos distancia y más cercanos, todo va a ir más fluido.
- Haz afirmaciones
Esta es una técnica básica de comunicación. Haciendo afirmaciones o preguntas abiertas obtenemos más información. Algo del estilo: “Veo que te estás sintiendo bien con el cambio de dieta” o “¿Cómo te sientes con la nueva dieta?” Pueden facilitar que nuestro paciente se abra y nos explique bien cómo se siente.
Esto es muy importante porque como nutricionistas, en consulta, estamos ciegos respecto a cómo el paciente ejecuta nuestras instrucciones. El paciente debe ser nuestro lazarillo y guiarnos en el tratamiento, pero eso sólo va a ocurrir si confía en nosotros y si le damos las herramientas para que ponga toda la información sobre la mesa.
- Acuérdate que vienen a por ayuda a tu consulta
Sé que es un poco de cajón. Pero hay muchos profesionales de la salud que se dedican a castigar al paciente. No es que les peguen físicamente, pero sí les hacen daño no aceptando sus fallos. Como nutricionistas, no sólo somos una máquina dispensadora de dietas, somos personas apoyando a otras personas a mejorar su salud y su comportamiento.
Para guiar a alguien por un camino de crecimiento personal y de concienciación de porqué deben seguir esforzándose, hay que hacerlo con respeto y cariño. Es como explicarle a un niño pequeño que se ha equivocado y cómo hacerlo mejor. Debemos ser comprensivos pero hacerles ver su error de una forma agradable.
Conclusión sobre cómo realizar una buena consulta de nutrición
En consulta debes de ser un amigo y un padre para tus pacientes. Tú y tu paciente, sois un equipo de remo, el uno sin el otro no vale nada. La comunicación entre vosotros es la clave.
El entorno en el que se desarrolla la consulta en nutrición debe ser el mismo en el que tu te sientas a gusto trabajando. Cuanto más a gusto te sientas tu trabajando, más a gusto se sentirá tu paciente. Recuerda, los dos sois humanos.
Daniel Fresnillo Genafo